De competir a cooperar. Retos para una cadena agroalimentaria sostenible en 2016
Como parte del sector agroalimentario, estamos muy orgullosos del camino de éxitos que llevamos recorrido; nuestro sector tiene cada vez más peso en la economía española, en su conjunto supone casi un 9% del PIB nacional y genera más de dos millones de empleos. Esto es debido a la gran capacidad transformadora de la industria con casi 39.000 empresas, más del 90% PYMES, una fuerte cultura innovadora que, aunque reciente, ya está dando excelentes resultados.
Como parte del sector agroalimentario, estamos muy orgullosos del camino de éxitos que llevamos recorrido; nuestro sector tiene cada vez más peso en la economía española, en su conjunto supone casi un 9% del PIB nacional y genera más de dos millones de empleos. Esto es debido a la gran capacidad transformadora de la industria con casi 39.000 empresas, más del 90% PYMES, una fuerte cultura innovadora que, aunque reciente, ya está dando excelentes resultados.
Nuestro sector posee unos índices de exportación que se incrementan anualmente; es el cuarto productor mundial de carne de porcino; el segundo productor de frutas y hortalizas de la Unión Europea y el tercer exportador mundial; posee, desde el año 2014, el liderazgo mundial en exportación de vino, siendo el primer viñedo del mundo; cuenta con la principal superficie de olivar del mundo y es el principal país productor y exportador mundial.
A veces nos olvidamos del gran potencial económico y productivo que tiene el sector agroalimentario español, y no acabamos de ser conscientes del presente que tenemos y del futuro que nos depara si hacemos bien las cosas.
Entre los retos que tiene el sector para el año 2016, uno de ellos es seguir luchando por afianzar las relaciones de todos los eslabones de la cadena. Sólo este compromiso puede hacer al sector más fuerte en pos del enriquecimiento de cada uno de los eslabones.
Desde el Foro Interalimentario trabajamos por ser capaces de crear una verdadera cadena agroalimentaria sostenible donde cooperen, se entiendan y compartan riesgos y beneficios todos los eslabones de la cadena, fortaleciendo y poniendo siempre en valor el trabajo del sector primario, como responsable que es de la producción de los alimentos.
Consideramos que la mejor forma de hacerlo es aprovechando todas las potencialidades de cada uno: una Cadena Agroalimentaria Sostenible donde todos los eslabones participen, ganen y sean sostenibles, desde el sector primario (los agricultores, ganaderos y pescadores), la industria de la transformación, la distribución, hasta llegar al objetivo común de todos: el consumidor. Es necesario que todos ellos realicen un esfuerzo por reinventarse en el marco de este nuevo modelo de relación que refuerza el equilibrio entre ellos.
No se trata aquí de que nadie pierda su soberanía profesional y empresarial, de debilitar la capacidad negociadora de ningún eslabón, se trata de construir juntos y de beneficiarse juntos, de poner las luces largas en búsqueda de la sostenibilidad, de ver de qué modo cada uno puede mejorar la rentabilidad de su actividad sin perjudicar en modo alguno a cualquier otro eslabón.
Todos y cada uno de estos eslabones son esenciales y todos dependen los unos de los otros. No es posible la visión reduccionista de esta cadena y que nos haga pensar que podemos actuar e ir por libre, sin valorar las consecuencias que nuestras decisiones y actos, incluso algunos legítimos, puedan afectar al resto de los eslabones.
El agricultor y el ganadero reclaman estabilidad en su actividad, cierto grado de seguridad, rentabilidad económica y comercialización asegurada. Siendo coherentes, hay que intentar asegurar el futuro del eslabón más débil, del sector primario, cuya sostenibilidad está más comprometida.
Si logramos obtener esto, tendremos a un sector primario motivado e ilusionado con su trabajo, podrá invertir más y mejor en su explotación, en tecnificarla, en hacerla más productiva y más eficiente, hacer investigación, innovación, mejorando día a día su actividad.
En la coyuntura actual, tenemos que desarrollar estrategias y actuaciones conjuntas, aunque ello implique un duro trabajo y esfuerzo por mantener los equilibrios. Tenemos que aceptar una visión en conjunto de la cadena agroalimentaria, formada por todos los eslabones.